¿Te acuerdas de las horas que pasaste en tu niñez jugando a bote pateado, o a las estatuas de marfil? Esta convivencia espontánea, generada por los mismos niños, ya pasó a la historia, tus hijos viven en otro mundo, hecho chico por la tecnología y cuestiones de seguridad. Hay muchas oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento en el juego netamente infantil, comparte con tus hijos algunos juegos de tu infancia para que aprendan a disfrutar sus horas libres en una forma sana y divertida.
Los juegos infantiles tradicionales tienen las siguientes ventajas:
Se juegan en grupo:
Es muy diferente un juego de video donde el niño tenga un solo contrincante, o juegue solo para llegar a una meta. El juego en grupo enseña a los niños a ceder, a poner límites, a darse a respetar y a tener paciencia con los demás.
Esta práctica es una obra en proceso, donde habrá desacuerdos, malos entendidos y lágrimas. Pero es una oportunidad única para que tu hijo busque colocarse dentro de un grupo de sus pares y aprenda a relacionarse y a defenderse.
Tienen reglas:
Lo que hace funcionar un juego tradicional es el conocimiento común de las reglas, que tienen una validez histórica. Por ejemplo, todo el mundo sabe que para jugar a las escondidas tiene que haber alguien quien cuente y otros que se escondan.
Para jugar, no puedes poner tus propias condiciones; tienes que seguir las reglas preestablecidas.
Son infantiles:
Los juegos tradicionales no necesitan la participación ni la supervisión de adultos, ya que las reglas son bien conocidas. No necesitan equipo especial ni materiales caros.
Tienen la gran ventaja de poderse jugar de momento sin planeación ni preparación. Son un medio para que los niños se junten de repente y compartan una actividad espontánea.
En este tipo de juego espontáneo los niños exploran sus propios gustos y practican sus habilidades físicas y sociales sin someterse al juicio de los adultos, quienes frecuentemente buscan resultados. El proceso se disfruta sin preocuparse por ser el mejor ni llenar ningún requisito competitivo.
Son universales:
Por eso han perdurado. Al jugar a quemados o al avión, tu hijo se estará conectando con niños alrededor del mundo quienes juegan y han jugado estos juegos a través de generaciones.
Enseñar los juegos tradicionales a tu hijo es una forma de transmitir tus experiencias y costumbres a la siguiente generación.
Jugar estos juegos típicos le da a tu hijo pertenencia en una comunidad global, y una manera de identificarse con los pasatiempos de su propia familia.
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